El año pasado, David Levy fue noticia por sus trabajos científicos que profundizaban en esta cuestión. Con motivo de la publicación de un libro sobre el mismo asunto, Love + sex with robots (Amor y sexo con robots), Levy fue entrevistado por AFP en la Universidad de Maastricht (Holanda), donde pronunció una conferencia.
Según Levy, la función de los robots como juguetes sexuales no supone un avance muy considerable. “Será una mejora de los muñecos sexuales que se venden ahora“, dice. El experto pronostica la salida al mercado, en cinco años, de amantes electrónicos dotados de la capacidad de hablar y de sensores que les permitirán emitir “sonidos agradables” cuando un humano acaricie sus “zonas erógenas”.
La auténtica revolución, aventura Levy, llegará en unas cuatro décadas, “con robots que tendrán emociones, personalidad, consciencia. Podrán hablarte, hacerte reír, decirte que te quieren tal como un humano lo diría, y decirlo como si de verdad lo sintieran…“. El investigador aseguró que hay científicos trabajando en todos estos campos, y que algunas de sus creaciones ya parecen casi reales.
Uno de los aspectos fundamentales y a la vez más complejos, destacó Levy, es el de la conversación. “Quieres una pareja con intereses similares a los tuyos, que te hable de un modo que te agrade, que comparta tu sentido del humor“.
Un terreno en el que esta tecnología podría ser especialmente beneficiosa, en opinión de Levy, es el de los trastornos de la conducta sexual. “Siempre habrá muchos millones de personas que no pueden mantener relaciones normales satisfactorias con humanos, y para ellos, la disyuntiva no es elegir entre una relación con un humano o con un robot, sino entre la relación con un robot o ninguna en absoluto“. Incluso, apuesta Levy, los amantes electrónicos salvarán las relaciones humanas: habrá quienes no toleren que su pareja practique el sexo con robots, pero otros dirán: “En tu viaje de trabajo, llévate el robot, porque me preocupa el barrio rojo“.
Otros expertos consultados por AFP discrepan del posible éxito de estas parejas replicantes. Según el experto británico Dylan Evans, “para el sentimiento de amor es crucial la creencia de que éste no es incondicional ni eterno. Los robots no te pueden elegir, no te pueden rechazar. Sería muy aburrido“, dice. A menos, sugiere Evans, que se diseñen robots que puedan rechazar a su pareja humana, “pero sería un robot muy difícil de vender”, concluye.
EMA mueve las caderas sinuosamente, da besos y puede interactuar con el ser humano. Es el último invento de Sega, un robot que realiza todo tipo de movimientos de caderas. De ahí que reciba el nombre de robot sexi.
La compañía ya ha presentado su nueva creación. Tiene tan solo 38 centímetros de altura pero se ha convertido en una de las grandes apuestas tecnológicas en Japón.
Según sus creadores, es un robot dulce, cariñoso e interactivo que mejora antiguas creaciones y que rompe con el estereotipo tradicional de máquina.
Enlace | Octavio Ortega
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