domingo, 28 de diciembre de 2008

El sexo y la espontaneidad.




Cuando dos personas se van conociendo y va pasando el tiempo, van construyendo una forma única que define sus encuentros sexuales.  Es por esto que ninguna pareja debería dejarse influenciar por  experiencias de otras parejas, ya que en el amor y en el sexo, las recetas no existen.



El conocimiento mutuo y profundo de los deseos y necesidades de la pareja hace que juntos vayan encontrando las claves para un encuentro sexual placentero, dejando de lado los temores, el pudor y la inseguridad.



Pero entonces, ¿ cual es  el método más fácil y eficaz para ir creando nuestra propia receta, asegurandonos de que ésta sea la adecuada ?  La respuesta es muy sencilla: Curiosidad y  espontaneidad; estos son los ingredientes que hacen que una persona vaya buscando y descubriendo aquello que genera placer en el otro, aquellas zonas, rincones de la intimidad del otro que hacen que "se vuelva loco".



Una relación sexual poco espontánea se convierte en un acto mecanico y superficial.  Si dejamos aflorar nuestra curiosidad por descubrir secretos del otro lograremos una relación sexual enriquecedora y muy placentera.



La clave radica en no sentir verguenza de los propios pensamientos. Es muy común que una mujer reprima sus deseos de acariciar con libertad el cuerpo de su compañero, por temor a recibir comentarios negativos y poco agradables.



¿ Qué hacer en este caso ?...PREGUNTAR, si podemos tener acceso a zonas que nunca antes habiamos tocado. Todo aporte será beneficioso para que el encuentro sexual sea cada vez más placentero.



No nos debe sorprender si nuestro hombre se niega o se resiste a cosas nuevas, pues nos cuesta salir de lo que ya conocemos. Aprovechemos el momento, si ante una nueva caricia que surge  espontáneamente, percibimos incomodidad o rechazo, tomemos esta negativa como aliada para saber  más acerca de su placer, preguntandole:       ¿ No te gusta ? ¿ Seria mejor que no lo hiciera ?  ¿ Cómo te gustaria que lo haga ?.



No hay nada de malo en esto; a nosotras también nos puede suceder que algo que él haga no nos guste demasiado, o que nos dé los mismo que nos acaricie de tal o cual manera. El diálogo es la solucion para todos los malos entendidos.






                                                          ...ellos habían progresado tanto en



                                                         el amor, que ya no les alcanzaba el



                                                    mundo para otra cosa; y lo hacían a



                                                    cualquier hora y en cualquier parte,



                                                    tratando de inventarlo otra vez



                                                         cada vez que lo hacían.



 Gabriel García  Márquez (1927)

No hay comentarios.: