jueves, 31 de julio de 2008

Desarrollan un nuevo anticonceptivo masculino, que tapona la salida del semen con silicona

Intra Vas DeviceLos hombres tienen una alternativa anticonceptiva, a las dos principales, es decir, preservativo y [[vasectomía]].

El IVD (Intra Vas Device) es un pequeño anticonceptivo para los hombres, que se injerta a través del escroto mediante un pequeño agujero, por el que se introduce, mediante inyección, un tapón de silicona, que tapona la salida del semen, según informa BBC.

De momento se ha probado en 30 hombres, durante un par de meses y parece ser que funciona.

Ahora sólo falta saber si es efectivo en un plazo mayor, tal y como ocurre con las intervenciones de vasectomía, que cortan las conexiones entre testículos y pene y que, pese a que puede tratarse de un tratamiento reversible, muchas veces supone una "esterilización" permanente.

Las ventajas del IVD serían, por un lado, que se trata de un proceso reversible, y por otro, evitar que las mujeres alarguen en exceso sus métodos hormonales, como ocurre con la píldora, no aconsejable a plazos excesivamente largos.

  • Le han llamado IVD (Intra Vas Device) y de momento funciona en un corto plazo de tiempo.

  • Mediante una inyección en el escroto se introduce la silicona.

  • Hasta ahora los anticonceptivos masculinos se limitaban a los preservativos y la vasectomía.


¿Qué opinas sobre éste nuevo método anticonceptivo?

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Enlace | 20 minutos

miércoles, 30 de julio de 2008

Anorgamia y Disfunciones sexuales femeninas

El tema de hoy en el programa de televisión El Diván Rojo será: Disfunciones sexuales femeninas, en donde hablaremos de la disfunción orgásmica o anorgasmia, el dolor coital (dispareunia y vaginismo), hipolubricación e hiposedeo.

Si le suenan muy raras esas palabras, vea el programa hoy miércoles las 10 pm por Telemedellín o ingresa a www.telemedellin.com.

Para ir entrando en calor, les dejo este video tomado de Beautiful Agony.




Mis post rojos relacionados:

Mi consultorio rojo: Finjo orgasmos.
La petite mort o la pequeña muerte.


Psicóloga Alejandra Quintero R.

Tengo una alergia…sexual

No son uno ni dos los alimentos, animales y vegetales a los que podemos tener alergia: a la lactosa, al polen, a lo gatos, etc., elementos que hacen que nuestro organismo reaccione a la defensiva porque no los tolera. ¿Y si os dijéramos que hay quien experimenta lo que llamamos alergia sexual, sin que por que ello esté inventando una excusa par no tener sexo, pues en realidad su cuerpo es capaz de mostrar rechazo ante determinados fluidos sexuales, pese a que mentalmente se encuentre más que predispuesto a intercambiarlos en el juego del amor?. Aunque parezca paradójico para algunas personas el placer puede teñirse de repulsa en el momento en el que el líquido preseminal, o el flujo vaginal hacen acto de presencia en el escenario de la pasión.


Cuando esto empezó a escucharse allá por los años sesenta investigando enfermedades de transmisión sexual, fueron varios los casos masculinos que se conocieron e informaron de cómo después de mantener relaciones sexuales sufrían molestas irritaciones en sus genitales, que se atribuían a una alta sensibilidad a las secreciones vaginales de sus compañeras. Pero ellos no resultaron ser los únicos, la ciencia ha seguido corroborando como las mujeres también pueden padecer este tipo de reacciones alérgicas al esperma masculino, que se caracterizan por picor en la vulva, hinchazón y escozor intenso en el área genital.


Como es fácil de imaginar, hay casos en los que un simple preservativo (para evitar el contacto de mucosas) puede disipar tan incómodas reacciones íntimas, por lo que a pesar del descontento por parte de los amantes del sexo sin barreras, suele ser una solución bastante sencilla y aceptable. El obstáculo puede ser mayor para aquellas parejas que desean tener hijos y que además de las sufridas alergias se encuentran con la formación de anticuerpos incompatibles con el esperma que les conducen a las puertas de la infertilidad. No obstante, hemos de decir que siempre les queda la opción de las técnicas de reproducción asistida.




Sabemos que el tema de hoy hace que casi irremediablemente se nos venga a la mente aquello de “bueno, ¡pero esto si que es mala suerte!”, porque nos resulta extraño pensar que algo tan agradable como debería ser el sexo acabe ocasionando inflamación, picor e irritación allí donde se juntaron los cuerpos diez o quince minutos después de saborear la victoria. En honor a la verdad, señalaremos que las alergias íntimas no se dan en una frecuencia elevada entre la población, y que existen otras como la alergia a la caspa o a los besos que son todavía más escasas y extrañas si cabe. Esta última se ha demostrado que en realidad es una incompatibilidad a alimentos específicos cuyos residuos han quedado en la boca de la pareja, y que al besarse se transfiere algo más que amor.


Pero desgraciadamente no son estas las únicas alergias que circulan en torno a la experiencia sexual, el organismo tiene alguna que otra forma más de oponerse bruscamente a participar de un encuentro sexual, como por ejemplo:



  • La hipersensibilidad al látex de los preservativos es otro factor que pasa factura a aquellos que quieren disfrutar del sexo con protección, aunque afortunadamente en la actualidad ya hay alternativas en el mercado a la hora de fabricar condones que no estén elaborados con este compuesto, como los de poliuretano, que permiten tener intimidad con seguridad sin que la calidad de las relaciones se vea dañada por los picores y enrojecimientos.Además de la famosa gomita, hay otras sustancias que pueden generar estas reacciones adversas, pues resulta que el diafragma (dispositivo vaginal que bloquea la entrada del esperma al útero), y el “tapón cervical” (un capuchón en forma de dedal que se sitúa sobre el cérvix actuando como método de barrera) también deben ser sustituidos como sistemas anticonceptivos en aquellas mujeres que muestran este tipo de molestias a las que nos estamos refiriendo.

  • Alergia a los espermicidas. Este método, que viene empleándose como complemento a otros como el preservativo o la píldora para aumentar la protección contra el embarazo no deseado, se encarga de exterminar los espermatozoides que hayan logrado traspasar la barrera, pero en su intento puede producir alta sensibilidad a algunas mujeres, que en ocasiones puede manifestarse como cervicitis o inflamación del cuello uterino.

  • Alergia al semen. Como antes os señalábamos, no usar condón puede convertirse para algunas damas en un motivo grave de pérdida de salud, y no nos estamos refiriendo a las tan conocidas enfermedades de transmisión sexual, sino a las reacciones alérgicas al esperma masculino. Es verdad que lo habitual es simplemente presentar síntomas como escozor, erupciones o ampollas en los genitales, pero se han documentado casos en los que esta alergia condujo a un choque anafiláctico y el consecuente fallecimiento. Sin ánimo de alarmar y con la sana intención de informar recordemos que hace unos años ingresó una mujer rumana en el Hospital de Negresti por una insuficiencia respiratoria que no pudo superar tras haberse saltado la prescripción médica de utilizar preservativo dada su alergia al semen.

  • Rechazo psicológico al sexo o aversión sexual. No es una alergia estrictamente hablando, pero la reacción del que la padece es similar, pues evita a toda costa mantener encuentros íntimos por haber tenido una mala experiencia sexual (abusos, eyaculación precoz, anorgasmia) de forma reiterada y sin concederse la oportunidad de recibir ayuda de un profesional. En esta ocasión es la mente la que responde a la defensiva, a pesar de que la relación sexual sea consentida y elegida.


Foto1: albixa

Foto2: Akila Siegrist




martes, 29 de julio de 2008

La historia del divorcio a lo largo de diferentes culturas

En realidad, en las sociedades primitivas un matrimonio no era posible que se disolviese por lo que una ruptura corresponde al hombre ordinario. Esto se sabe debido a diferentes estudios etnográficos en donde se ha confirmado acerca de la existencia de diferentes causales de divorcio que tienen una naturaleza muy diversa como por ejemplo adulterio (tal vez la más común), la embriaguez o la esterilidad (y es que para muchas culturas, un hijo en la pareja le daba a esta un sinónimo de indisolubilidad). Así, a la par de estas razones también aparece la figura de la repudiación, que consistente en tener una conducta de rechazo hacia el cónyuge debido a que se sabe que este es culpable; así esta era una conducta prácticamente adquirida por la mujer ya que el hombre era siempre el culpable.


Si dirigimos la mira hacia la antigua Babilonia, encontraremos que el divorcio podía ser pedido bien por un hombre o por una mujer, aunque habría que aclarar que si esta última era quien había cometido adulterio el hecho se encontraba penado con la muerte.


De otro lado en la cultura hebrea había un reconocimiento de que la esposo podía repudiar a la esposa sin tener una causa alguna, así como también se aceptaba sin problemas, el divorcio por mutuo acuerdo sin que se necesario que se acredite ninguna circunstancia especial; además, lo podía requerir cualquiera de las dos partes sin embargo, en el caso de la mujer esto era más inquisitivo.



En el caso de la antigua Grecia también se admitía el divorcio, tanto por iniciativa del hombre como de la mujer, además, si se daba el caso que la mujer hubiera sido la culpable de la separación, el hombre debería ser recompensado con la dote de esta. De otro lado, un marido que tenía una esposa adultera tenía la obligación de repudiar a su mujer ya que de no hacerlo, a este se le quitarían sus derechos civiles.


En Roma, la idea del divorcio no estuvo masificada hasta que llegó el siglo II a.C., y esto se debía a que el acto del matrimonio estaba basado en el affectus maritalis, por lo que cuando desaparecía esta unión este también debería desaparecer, así cuando ambas partes decidían disolver su unión por mutuo acuerdo, entonces, no tenía que haber ninguna causa en especial. Todo esto era llamado divortium, mientras que cuando sólo uno de ellos era el que pedía dicha separación se llamaba repudium, por lo que la actual palabra divorcio deriva de ambas. Sin embargo, cabe aclarar que cuando una de las partes fallecía o debido a alguna nulidad en el matrimonio, no se podía hablar de divortium. En Roma, había dos tipos de matrimonio, el sine manu, donde la mujer tenia una menor dependencia con respecto al marido, y el cum manu, por el que sólo el marido podía tener derecho a repudiar de la esposa.


Durante las primeras épocas del cristianismo se mantuvo esta práctica aunque fue la iglesia quien lo fuera penalizándolo con el tiempo. Así, si recordamos al derecho germánico encontramos que este lo podía admitir de manera amplia, donde la mujer o el marido podían pedirlo de mutuo acuerdo o unilateralmente. Si bien no esta concedido a la mujer en una primera etapa, durante la época de los francos sí se le permitió solicitarlo en algunos casos. Fue a raíz del gobierno de Carlomagno que se empezó a hacerse más evidente una influencia canónica, y ya para el siglo X fueron los tribunales eclesiásticos quienes se comenzaron a encargar de las causas de divorcio que presentaban las parejas. Así, se hizo un debate sobre la indisolubilidad del matrimonio que se prolongó hasta que se celebró el concilio de Trento (1563), donde se llegó a imponer definitivamente la teoría agustiniana que habla sobre el carácter total de rechazo a la disolución, así el derecho canónico llegó a admitir la que se conoce como “separación de cuerpos” pero debía ser decretada de manera judicial.


Con la reforma de Lutero se usó un principio totalmente diferente ya que se admitió una ruptura del vínculo matrimonial en ciertos casos que fuesen graves, como por ejemplo: adulterio y abandono sin justificación del hogar, las que también eran causas para una disolución en el ámbito de la Iglesia ortodoxa.


Esta determinación hizo que las diferentes naciones que también practicaban el protestantismo, también pudieran abrazar esta forma de disolución del matrimonio. Así, con las teorías acerca de la naturaleza contractual del matrimonio, que se dieron en el siglo XVIII y que fueron propugnadas por los filósofos racionalistas, fueron abriendo camino a diferentes legislaciones en otros países que eran tradicionalmente católicos.


Por ejemplo, en Prusia se llegó a admitir ampliamente en 1794 y en Francia dos años después donde se diera el principal antecedente para el sistema de anulación de matrimonio actual, ya que es sus textos se fundamenta que el divorcio es una necesidad para proteger el derecho a la libertad individual de cada uno de los cónyuges, y debe existir tanto para establecer un vínculo como para romperlo. Luego, con Napoleón se da una regulación que influyó de manera decisiva en el resto de Europa y por lo tanto, la idea de la indisolubilidad del matrimonio se mantuvo vigente donde la doctrina católica estaba presente.


De otro lado, con la Revolución Rusa y su triunfo aparecieron nuevas leyes soviéticas acerca de la regulación del divorcio, lo que también paso a ser parte de los países socialistas.


Hoy en día, el divorcio es totalmente aceptado en la legislación de la mayoría de países, con excepción de los mantienen sus leyes en afinidad a las católicas.




Una gestante estresada puede causar el asma de su hijo

Un estudio hecho por American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, en su ultimo número, afirma que los niños, hijos de madres que han pasado casi toda su vida con niveles de estrés altos o intermedios, tienen un riesgo más alto a desarrollar la enfermedad del asma y también afirma este mismo estudio que otro de los factores es la depresión posparto que sufren las mujeres al concluir sus nueve meses de embarazo.


Y es que no sólo podía deberse a los continuos problemas de contaminación ambiental que sufre el planeta sino también a la cuota materna heredada de manera inconciente pero muy perjudicial; con esto, no solo se debe tener en cuenta que la propia salud (la de la gestante) se encuentra en peligro sino también la del bebé, futuro niño que se encuentra en camino.


Así, un grupo de científicos de la universidad de Manitoba, en Winnipeg, al mando de la Dra. Anita L. Kozyrskyj mediante el estudio de caso 14 mil niños nacidos en esta misma ciudad en el año de 1995 (hasta el 2003) y que también fueron revisados continuamente, concluyeron que algunos presentaban un cuadro de asma debido este último a una clara relación con el estrés materno.


Así, mediante repetidas consultas, hospitalizaciones y diferentes datos recogidos durante estos años, los médicos pudieron diagnosticar que los niños habían desarrollado asma debido a diferentes tipos de asma que haya sufrido la madre, es decir encontraron cuatro categorías que van de esta manera: madre sin estrés, estrés posparto, estrés a corto plazo y estrés a largo plazo.


Otro dato saltante de esta investigación es que aún después de mantener bajo control diferentes factores de riesgo, como por ejemplo la influencia del género masculino, el asma materno, la localización geográfica y el número de visitas que se había hecho al doctor, el estrés a largo plazo que presenta la madre se sigue asociando con el aumento de la permanencia del asma infantil en un tercio de estos niños.



Así mismo, el estudio también ha demostrado que hay un riesgo de asma que se puede asociar al estrés materno o también al ambiente que se vive dentro del hogar: niños que tienen mamás que sufren de estrés crónico a pesar de vivir en hogares con altos ingresos económicos o también donde había más de un hermano han tenido un mayor riesgo de desarrollar este mal, en vez de otros en condiciones más pobres y con madres que no sufrían estrés.


Además se logró verificar que los bebés de estas mamás terminaban por tener problemas de inmunidad al polvo, aún con polvo del hogar, que muy pocas veces tiende a presentarse en cantidades mínimas.


Así, analizando este aspecto, se debe tener en cuenta que son las madres que se deprimen las que tienen más predisposición a fumar y por tanto, dan menos de lactar a sus hijos, las mismas acciones que tienen una asociación directa con el desarrollo del asma infantil.


De otro lado, otras investigaciones independientes también han dejado en claro que una madre que se sienta deprimida interactuará menos con su bebé lo que generará ansiedad en el niño y esto se sabe gracias a estudios que se han hecho en animales, que han demostrado que una clara falta de atención de la madre por la cría recién nacida, le afecta a nivel del estrés; y aunque esto no ha podido demostrarse en los seres humanos, se podrían deducir una asociación parecida.


Así, si seguimos hablando de este estudio encontraremos que un 6% ya había estado expuesto a este estrés desde el primer año de vida; otro 5% había sufrido exposiciones de manera temporal es decir entre el primer año de vida y los cinco años; y un 9% había padecido una manifestación a largo plazo, lo que quiere decir que en el primer año luego entre uno y cinco y luego entre los cinco y siete años de edad.


Estadísticas que no hacen más que demostrar en una población pequeña lo que está atravesando toda nuestra sociedad contemporánea. Es claro que el estrés no es bienvenido para nadie y en ninguna etapa de la vida, lo difícil es saber detectarlo y saber qué hacer frente al problema que finalmente acarrea dos involucrados y no solo uno.


Así, el estrés puede presentarse de diferentes maneras, cuando se estpa en la época de la infancia aparece como TDAH; durante la juventud como depresión; más adelante durante la adultez como ansiedad e insomnio; y en la vejez como problemas cardiacos o de hipertensión.


Tal vez lo más importante es que durante esta etapa de embarazo no te ocupes de demasiadas cosas en tu casa, por ejemplo para las obligaciones diarias podrías contar con una empleada doméstica o con la presencia de tu mamá; en tu trabajo tal vez lo mejor será que mantengas más el control de tu barriga que de tus obligaciones como profesional. Hay que recordar que para todo hay un tiempo determinado y durante los nueve meses es el momento de cuidar tu salud y también la de tu bebé.


Sobre las depresiones posparto pues existen diferentes tratamientos clínicos que se les administran a las recientes madres, todo depende de la ayuda que se quiera recibir y de que se quiera aceptar este padecimiento; además, también hay que tener en cuenta que no la afectada no solo será la mamá sino el niño, y que esta enfermedad de no se controlada podría llegar a ser mortal, un precio que estoy segura que ninguna madre querrá pagar.




domingo, 27 de julio de 2008

Investigando la Mente

Este es el 5 capitulo de esta interesante serie que nos habla de sobre la meditacion y el poder de la mente para lograr la felicidad.





www.Tu.tv



Si no puedes ver el vídeo, has clic aquí.


¿Que opinas sobre la investigación anterior?


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¿Cómo hacer sexo oral a un hombre?

Sexo OralAprende a superar tus inhibiciones con respecto al sexo oral, para poder encontrar una mayor realización y diversidad en tu vida sexual.

Cuando le practicas sexo oral a un hombre, intenta algunas de estas variantes:

  • Lame el largo entero de su pene de arriba a abajo con la parte plana de tu lengua.

  • Cuando su pene y tu lengua estén muy húmedos, desliza todo el pene dentro de tu garganta tanto como te sea posible (ayuda el respirar a través de tu nariz para hacer que la sensación de náuseas no ocurra).

  • Pasa la punta de tu lengua desde la base hasta la cabeza del pene, luego en el mismo movimiento, muévela en círculos por debajo del reborde de la corona (debajo del glande del pene).

  • Chasquea la punta de tu lengua de atrás hacia adelante sobre su frenillo (la pequeña hendidura debajo del reborde de la corona del glande).

  • Mientras tu boca se encuentra focalizada en lamer y chupar la cabeza, mueve tu mano de arriba a abajo el tronco de su pene para lograr la combinación de una paja y una chupada. Mantén un ritmo parejo para llevarlo al orgasmo.

  • Sostén o masajea sus testículos con tu mano, o quita tu boca de su pene y lame sus testículos suavemente, y ponlos en tu boca.

  • Si le gusta la estimulación anal, tócalo alrededor de su ano suavemente o desliza un dedo lubricado dentro de su ano.


Practicarse sexo oral el uno al otro al mismo tiempo es profundamente gratificante y altamente erótico para algunas personas.

Esta posición, también conocido como la sesenta y nueve, le permite a una pareja excitarse al dar y recibir sexo oral al mismo tiempo. Pruébalo para disfrutar de una diversión sexy durante el sexo oral.

¡Atención!: Las secreciones vaginales y el semen puedes transportar enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el HIV, el virus que causa SIDA.

Para protegerte de las ellas utiliza un preservativo cuando le practiques sexo oral a un hombre, y usa un preservativo femenino o una envoltura de plástico cuando le practiques sexo oral a una mujer.

¿Qué opinas del sexo oral? ¿Te gusta hacerlo? ¿Te da verguenza?

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¿Cómo hacerle sexo oral a una mujer?

Sexo OralPracticarle sexo oral a una mujer, o [[cunnilingus]], te permite verla, olerla y saborearla mientras la estimulas. Puedes incluso experimentar cómo sus orgasmos se aproximan.

Cuando le practicas sexo oral a una mujer, intenta algunas de estas variantes:

  • Chasquea la punta de tu lengua.

  • Lame largamente con la parte plana de tu lengua.

  • Usa la punta de tu lengua hacia adelante y hacia atrás.

  • Lámela desde su vagina hasta arriba de su clítoris.

  • Acaricia la parte interna de sus labios menores con tus dedos mientras lames su clítoris.

  • Coloca un dedo o dos dentro de su vagina y muévelos lentamente de adentro hacia afuera.

  • Utiliza tu lengua para penetrar su vagina, y muévela de adentro hacia afuer.

  • Si disfruta de la estimulación anal, tócala suavemente alrededor de su ano, o desliza un dedo lubricado dentro de su ano.


Pregúntale donde quiere que pases tu lengua. Para hacer que tenga un orgasmo, concéntrate en el lugar donde mejor responda a tu estimulación con la lengua.

Si mantienes un mismo ritmo en esa área, ello debería llevarla hasta la cima.

¿Qué opinas del sexo oral? ¿Lo practicas? ¿Te parece sucio?

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miércoles, 23 de julio de 2008

El Sexo en la Biblia

BibliaLa Biblia sigue siendo un libro sagrado para dos religiones y mil millones de personas, lo que obliga a considerarlo como una obra excelente. Otra cosa son las interpretaciones que a lo largo de  los siglos se han hecho de los episodios que relata y los preceptos que instituye. Lamentablemente, muy a menudo se ha pretendido ver en la letra un espíritu distinto del que en realidad informaba al exegeta.

Esto sucede con especial intensidad en el caso del sexo, cuya visión en el texto sagrado puede diferir de la que cada religión incluso cada grupo se empeñe en pretender. Pero los textos son muy tozudos, y dicen lo que dicen. Los intentos de torturarlos invirtiendo a veces su significado siguen siendo numerosos, y pueden ocultar el hecho fundamental: el sexo es visto, a lo largo de las páginas bíblicas, como una actividad natural en el hombre y necesaria para la felicidad tanto individual como de la especie. Lo que no quiere decir, naturalmente, que, como cualquier actividad, no esté sujeta a normas y prácticas, unas adecuadas y otras inadecuadas.

Manadmientos de la ley de DiosYa que hablamos de normas, podríamos empezar por su regulación en el Decálogo. El sexto mandamiento dice, literalmente: “No adulterarás” (Gen 20,14). No lo que a muchos nos contaban los catecismos, “no fornicarás”, ni aún menos la versión más relamida, “No cometerás actos impuros”.

¿Qué diferencia hay entre la letra y las interpretaciones? La palabra “fornicar” (tener sexo fuera del matrimonio) no es condenada fuertemente hasta san Pablo. Así, por ejemplo, “no sea que se halle algún fornicario o irreligioso como Esaú” (Heb 12,16). Pero el Antiguo Testamento, de habitual no juzga moralmente el hecho sexual en sí, considerándolo más bien como la asunción de una deuda, un “compromiso”, de modo que podemos decir que, en rigor, la Biblia no se opone a las relaciones prematrimoniales, ni siquiera a las ocasionales. En todo caso, la “deuda” afecta especialmente al varón, y su reparación puede llegar desde la restauración del honor de la mujer, el cuidado de la prole eventualmente sobrevenida y, en caso extremo, la obligación de contraer matrimonio. Para los que juzguen insólita esa obligación, recordemos que el “matrimonio por amor” es un invento bastante tardío (seguramente de la época romántica) y el matrimonio tradicional nada tenía que ver: se limitaba a ser un contrato entre hombre y mujer en orden a la asistencia mutua, cuidado de la prole, unificación de los patrimonios, entre otros.

¿Cuál es, pues, el significado último del mandamiento “No adulterarás”? Si no nos empeñamos en buscarle tres pies al gato, está muy claro: se trata de no engañar al cónyuge, de no traicionar su confianza. La práctica cristiana, llevada de su obsesión antisexo, ha reducido esta “traición” al aspecto meramente carnal. Pero está claro que la traición al cónyuge puede revestir muchas más formas.

Por lo demás, la protección a las indeseadas consecuencias de un acto sexual no regulado aparecen en todo el texto, en el que se transparenta la actitud del legislador en torno a sus aspectos más discutibles: por una parte el mantenimiento de esa fidelidad, por otra, la protección de la prole, y a través de ella, de la especie. Así, veamos alabar el sexo lícito, previniendo contra el sexo de las rameras, “No codicies su hermosura en tu corazón, ni te dejes prender en sus párpados” (Prov 6,25), y de las casadas con otro hombre, “Quien comete adulterio carece de seso; el que desea perderse a sí mismo, éste tal hace” (Prov 6,32).

Obtendremos con más claridad esa visión de la Biblia sobre el sexo comentando algunos de sus episodios más conocidos. Un análisis de los parajes sexuales de la Biblia sería eterno, y llenaría libros (ya lo ha hecho). Nos limitaremos especialmente en este artículo a algunos episodios de Génesis, que por su carácter de “epopeya” del pueblo judío nos ilustran mucho sobre sus costumbres y sistema de valores.

Primer texto que choca a nuestra mentalidad moderna: el narrado en Gen 12. Abraham va a Egipto, pues en su país hay hambruna, y dice a su mujer: “Mira, yo sé que eres mujer de hermosa figura, y sucederá que te verán los egipcios y dirán: ‘Ésa es su mujer’, y me matarán a mí, y a ti te dejarán con  vida. Di, pues, que eres mi hermana, a fin de que se me trate bien en gracia a ti y conserve mi vida por causa tuya” (Gen 12,11-13). Y, en efecto, llamada por el faraón, Saray convivió con él, lo que indica que debía conservar sus encantos pese a su edad, que no dice la Escritura, aunque Abraham tenía 75 años (Gen 12,4). Lo bueno del caso es que el faraón, al ser castigado por [[Yahvé]] con una serie de plagas, se entera de la situación y reprende a Abraham: “¿Por qué no me manifestaste que era tu mujer?... Tómala y vete” (Gen 12,18-19).

Algunos comentaristas añaden, a guisa de excusa, que en efecto, ambos eran hermanos, aunque sólo de padre. Este hecho sólo tiene una interpretación: el sexo no tenía mayor importancia entre los primitivos judíos, desde luego muy inferior al riesgo que podía correr Abraham, prevenido gracias a su mujer.

Otra confirmación. Es la misma Saray la que, pasado el peligro y ante su esterilidad temporal, le dice a Abraham: “Ve y acuéstate con Agar” (la asistenta), a fin de que hubiera descendencia. Y así fue (Gén 16,2). Más tarde, habiendo concebido la propia Sara, Agar fue pagada con la expulsión (Gen 21, 8-10). Su hijo Ismael es cabeza de los ismaelitas (árabes), raza desde luego menos legítima que la judía (a ojos judíos, claro). Recordemos que la Biblia incide muy a menudo en esos episodios simbólicos para elogiar o desprestigiar determinada etnia.

La Biblia nos habla también del pudor. En el conocido episodio de la desnudez accidental de Noé por haberse embriagado, el tema acaba con la maldición contra Cam (Gén 9,20-25), que se había burlado de él, en lo que hay que ver desde luego un nuevo sentimiento, el menosprecio contra los pueblos africanos (camitas).

La homosexualidad es considerada, sin paliativo de ninguna clase, “pecado nefando” en la Escritura. Sin duda Homosexualidadel episodio más conocido es el de la llegada de los ángeles enviados por Dios a Lot, el sobrino de Abraham, que vivía en Sodoma, población plagada de homosexuales (a lo que alude la palabra sodomía). En Gen 19,5 “todo el pueblo a una” llama a la casa de Lot diciéndole: “¿Dónde están los sujetos que te han llegado esta noche? Sácanoslos para que los conozcamos”, metáfora que ha quedado como símbolo del acto sexual para la posteridad. Y Lot les da una respuesta ciertamente chocante: “¡Por favor, hermanos míos, no obréis mal!; mirad, os ruego: dos hijas tengo que aún no han conocido varón; yo os las sacaré, y haced con ellas lo que mejor os parezca, con tal que a estos hombres nada les hagáis, pues por eso se han acogido a la sombra de mi techo” (Gen 19,8). Este ofrecimiento, para nosotros inconcebible, nos habla elocuentemente de la fuerza de la ley de la hospitalidad entre los antiguos: al acoger a alguien bajo su techo, uno se hacía responsable de su seguridad, y debía mantener ésta a costa de cualquier sacrificio.

Pero hay más: terminado el episodio, los ángeles reprueban la maldad de los sodomitas y advierten a Lot de la inminente destrucción sobre la ciudad, conminándole a abandonarla “sin mirar atrás” (claro símbolo de la ruptura total que hay que ejercer con la vida viciosa, aunque uno no haya participado en ella). Por el camino, la mujer de Lot sucumbe a la femenina curiosidad, y es convertida en estatua de sal (una leyenda inspirada en las “esculturas” salinas de forma caprichosa que tanto abundan en la zona). Es tan grande la catástrofe que se ha abatido sobre Sodoma y Gomorra, que las hijas de Lot, esas doncellas “que no habían conocido varón”, creyéndose solas en el mundo, se sienten compelidas a repoblarlo. Y para ello el único camino es su propio padre. Entonces, “aquella noche dieron de beber a su padre, y llegóse la mayor y se acostó con él, quien no se dio cuenta ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó” (Gen 19,33). A la noche siguiente se repite la misma operación con la hermana menor.

Ambas consiguen su objetivo: la mayor pare a Moab, y la menor a Ben-Ammí. Ambos patriarcas engendrarían dos venerables tribus, la de los moabitas y la de los ammonitas.

La moraleja del episodio, sobre el que la Biblia no realiza juicio de valor alguno, está clara: la perpetuación de la especie está por encima de cualquier otro valor, y por ello las precipitadas hermanas quedan disculpadas de su incesto. El valor supremo que justifica el sexo es la perpetuación de la especie, idea que retomaría enérgicamente la iglesia católica, que llegó a tolerarlo sólo en cuanto estuviera encaminado a este fin, considerando pecaminosas incluso las relaciones entre cónyuges incapaces de procrear.

Sigamos. Muerto Er, esposo de Tamar, por sus iniquidades, el segundo hermano, Onán, toma por esposa a la viuda. Mas según la ley judía, los hijos del nuevo matrimonio serían reputados como del primer hermano. Conque Onán, “cuando se llegaba a la mujer de su hermano, dejaba caer por tierra el semen para no proporcionar a su hermano descendencia” (Gen 38,9). Por ello fue castigado. Lo curioso es que la interpretación tradicional, aparte de condenar el coitus interruptus, condena también la masturbación, considerándola por lo visto una variante del primero… sin mujer. La interpretación está clara en ambos casos: el semen no debe ser desperdiciado.

CastidadTodavía tenemos otro episodio, esta vez encomiástico para la castidad: en Gen 39,7-12, la mujer del funcionario Putifar, a cuyo servicio se hallaba José, trata de seducirlo en vano. Despechada, le calumnia y el casto José va a parar a la cárcel, desde donde obrará otros prodigios, interpretando sueños y convirtiéndose en el antecesor de Freud.

Demos ahora un salto de unos siglos. Ya con el pueblo judío erigido en reino, refiere Samuel que el rey David vio desde a terraza del palacio real a una mujer de singular hermosura que estaba bañándose, y quedó prendado de ella. Averiguada su identidad como Betsabé, la esposa del general Urías, “David comisionó a algunos para que se la llevasen, y llegada ella donde él, yació con la misma… La mujer concibió y mandó recado a David, avisándole en estos términos: ‘Estoy encinta’” (Sam II, 11,4-5). Entonces David urde un plan tan torpe como criminal: manda que Urías sea colocado en el punto más peligroso de la acción bélica, donde efectivamente perece. David puede desposar a Betsabé. Curiosamente, el hijo adulterino de ambos será el gran Salomón.

Es notable que la Biblia no se molesta siquiera en aclarar si David recibió algún castigo por su acción, salvo, en todo caso, la que recayó sobre su familia: su hijo Amnón violó a su hermana Tamar (se trata de otra Tamar), con una débil protesta inicial de ésta: “No, hermano mío, no me deshonres, pues esto no se hace en Israel. No cometas tal iniquidad. Porque, ¿dónde llevaría yo mi deshonor? Y tú pasarías por uno de los más infames de Israel. Habla al rey, por favor, porque él no se negará a hacerme tuya” (II Sam 13,12). Nuevamente nos sorprendemos. ¿Es que el incesto no era tal si estaba permitido por el rey? La causa quizás haya que buscarla en que posiblemente el matrimonio entre hermanastros de estirpe regia era legítimo, como en Egipto.

En todo caso, por esta acción Amnón fue muerto por su hermano Absalón. Pero éste, no tan escrupuloso en otras cuestiones, acabó rebelándose contra su propio padre, quien tuvo que huir. Al final, el hijo rebelde acabó muerto, y lo último que sabemos de David es que efectivamente se arrepintió de su pecado, reprendido por el profeta Natán.

En una palabra: el episodio nos revela dos cosas: por una parte, no importa mucho el sexo ilícito con Betsabé, sino el hecho del crimen que David cometió, llevado por él (Betsabé no es culpada para nada). Y, en segundo lugar, algo que nos revela el instinto ferozmente tribal de pueblo palestino: no es castigado tanto David como su familia. En la visión del pueblo israelita, ambas cosas eran lo mismo.

Terminemos por algunas referencias insuperablemente explícitas, como son las del Cantar de los Cantares, que desconcertaron muchas veces a rabinos y padres de la Iglesia, remisos a aceptar lo que la letra decía. Veamos algunos párrafos:

“Esa tu talla semeja a una palmera, y tos senos a racimos” (Can 7,7).

“Tu ombligo es una crátera redonda, ¡nunca te falte en ella el vino mezclado!” (Can 2,2).

O esta otra, de indudable carecer simbólico-erótico: “Mi amado alargó su mano por la hendidura de la puerta, y se me conmovieron las entrañas. Me levanté a abrir a mi amado; mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra abundante sobre la manilla de la cerradura” (Can 5,4-5).

Los rabinos, desconcertados de que tales textos quedaran incluidos en el Canon bíblico, ya en el siglo II aJC opinaron que se referían en realidad al amor espiritual, y que todas sus explícitas menciones eran en realidad símbolos. Más tarde, los cristianos prefirieron ver en el texto el amor de Cristo por su Iglesia. Vano empeño: la letra salta a nuestra mirada y no es fácil, si no se está dispuesto a abandonar el propio juicio y criterio, ver en ella otra cosa de lo que dice.


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Enlace | Josep M. Albaiges