miércoles, 29 de abril de 2009
El Orgullo
El orgullo es el sentimiento bloqueador por excelencia del ser humano. Es el padre del resentimiento y hermano del odio, así como también es el mejor amigo del dolor y el miedo. El orgullo esclaviza al corazón en la oscuridad, en las tristezas y depresiones, en los constantes fracasos sentimentales, en el rechazo de los demás, en la falta de perdón, en el aislamiento y en la infelicidad constante. Es común ver a personas que reconocen que no pueden amar, y se preguntan porque? La respuesta esta en que la puerta de su corazón fue clausurada por el orgullo (Nada Entra, Nada Sale). Ciertamente, el orgullo no viene de Dios y abre las puertas de nuestro ser al ingreso de elementos del mal que no son muy agradables.
Para muchos es mas fácil que le partan un brazo a permitir la entrada de sentimientos amorosos en sus corazones. Son recios ante la voluntad de Dios ya que se describen así mismos como ¨Autosuficientes¨ y piensan que no necesitan a Dios para nada. Otros usan el orgullo como ¨método de defensa¨ con el fin de que las personas no los hieran en su andar por la vida. Estos son pensamientos errados que bajo ningún concepto deben ser aceptados dentro de nuestro ser, si usted cree que el orgullo es beneficioso o protector entonces haga un recuento de su vida y verifique cada situación donde el orgullo estuvo involucrado y seguramente descubrirá que fue un desastre. El orgullo efervece de acuerdo a cada circunstancia y atrae situaciones negativas en base al nivel alcanzado.
La mejor forma de combatir el orgullo es con la humildad y el perdón. El perdón es una acción interna que no necesita tener al frente lo que se esta perdonando, es un acto individual que conlleva a la liberación del dolor y el miedo. Después de haber perdonado el amor podrá fluir en su corazón, su comunicación con Dios y con los suyos será mas cercana y acertada. El amor es el único sentimiento que nos permite vivir una vida realmente plena y llena de bendiciones. Adicionalmente, La humildad del corazón florece cuando dejamos salir el niño interno que tenemos dentro, por esto Jesús dijo ¨Dejad que los niños vengan a mi porque de ellos es el reino de Dios¨.
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