lunes, 13 de abril de 2009

Sexo... ¿Placer o Pecado?

En las filosofías orientales antiguas como el Taoísmo y el Tantra, el sexo era considerado algo sagrado, a diferencia de nuestra cultura occidental, en donde por varias influencias (sobre todo religiosas) hemos aprendido que el sexo es pecado.



Vamos a suponer, querido lector, que usted cree en un ser supremo llamado Dios, Jesús, Alá, o Todo Poderoso. O como usted quiera llamarlo. Para simplificar vamos a llamarlo en este artículo… Dios. De acuerdo?



Bien, si Dios creó al hombre y a la mujer y todas las cosas del Universo, yo me pregunto: ¿Porque Dios decidió que la única manera natural de realizar el milagro más grandioso y maravilloso que pueda existir, que es crear una nueva vida, sea por medio de el sexo? ¿Por qué Dios hizo el sexo tan placentero si iba a ser pecado?



Un día le hice esta pregunta a un sacerdote católico y me respondió: “Lo hizo placentero para darnos la tentación a vencer y poder hacernos más fuertes.” Pero esa respuesta se me figura como ponerle enfrente a mi hijo los dulces más ricos y deliciosos y decirle: “pero no te atrevas a tocarlos, por que son pura tentación nada más”. ¡Que crueldad!



Ese mismo amigo sacerdote me dijo que en la religión Católica, el sexo es permitido solamente dentro del matrimonio y con el fin de la procreación y únicamente en la posición tradicional del “misionero” (el hombre encima). Buscar el placer sexual solo por puro placer, es pecado. De hecho, San Jerónimo (342-420) consideraba como “veneno a todas las cosas que guarden dentro de sí la semilla del placer sexual”.



Si el sexo es pecado o es algo “malo”, ¿por qué Dios creó un órgano única y exclusivamente para el placer?



¿Sabía usted que solamente hay un órgano en todo el cuerpo humano que no tiene ninguna función, que no sirve para nada más que para el placer? ¿Y que Dios tuvo el buen tino de otorgárselo solamente a la mujer? Me refiero al… perdón, permítame ponerme de pie y escribirlo en Mayúsculas: al CLÍTORIS.





Ese pequeño órgano lleno de miles de terminaciones nerviosas (de 6000 a 8000) que ha provocado tantos escándalos a través de la historia, y no solo escándalos dentro de las diversas sociedades sino también uno que otro dentro de habitaciones privadas. Un órgano al que le han dedicado infinidad de libros y artículos, (Classic Clitoris. Historic contributions to scientific sexuality, de Thomas P. Loery, Clitoral Truth. The world at your fingertips, de Rebecca Chalker, por mencionar solo un par) sin olvidar la infinidad de investigaciones hechas por los afamados sexólogos Masters y Jhonson o el Dr. William Hartman y Marilyn Fithian, entre otros.



Un pequeño órgano que se encuentra en la parte superior donde se juntan los labios menores (los de abajo mi amigo, los de abajo) y el cual necesita un trato muy especial debido a su enorme sensibilidad (hasta 4 veces más sensible que el pene).



¿Para que habría Dios de crear el clítoris si no estuviera a favor del placer sexual?

Sabemos que cuando la gente ora con verdadera Fe se produce un “estado alterado de conciencia”. Daniel Reid, en su libro El Tao de la Salud, el Sexo y la Larga Vida escribe: “La ciencia occidental ha determinado ya que, en el instante del orgasmo, las ondas emitidas por el cerebro humano se modifican radicalmente, situando literalmente a la persona en un “estado alterado de conciencia”.



¿Alguna vez ha hecho el amor con tanta intensidad que literalmente pierde el sentido del tiempo? ¿Que siente que de alguna manera ha llegado a “tocar el cielo”? ¿Que ha sido transportado o transportada al “Paraíso”?



En el Tantra, el sexo es tan sagrado que tienen ciertos rituales previos al acto sexual, los cuales puede encontrar magistralmente expuestos en el libro: “La senda del éxtasis” de Margo Anand, internacionalmente renombrada practicante y maestra del Tantra.



Tal vez uno de los caminos al llamado paraíso sea el sexo, ¿y por qué no…? quizás el CLÍTORIS sea uno de los transportes. Si no, vuelvo a preguntarme: ¿para que creó Dios un órgano cuya única misión es el placer?



Así que la próxima vez que tenga la oportunidad, querido lector, rinda los honores que se merece al “Dios del Placer” al Clítoris. Trátelo con cariño, con respeto, tóquelo, acarícielo, béselo y el Gran creador del Universo lo llenará de bendiciones y sobre todo de placer… ¡mucho placer!



Amén.



Enlace │ armonisex.com

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