"El robópata es una persona cuya patología supone un comportamiento y una existencia robótica. Lo único que tiene de hombre es el nombre. Podría haber sido una computadora. Puede que lo sea. El robópata es un humano que funciona insensiblemente, mecánicamente; en pocas palabras, como si estuviera muerto. Un robópata es un autómata...
La primera característica es el dormir. Siempre encontrarás al robópata durmiendo. Camina, pero camina durmiendo. Habla, pero habla durmiendo...
La segunda característica es el soñar, que es parte del dormir. Un robópata sueña constantemente; y no sólo por la noche, también lo hace durante el día. Sueña despierto. Incluso mientras está haciendo algo, en el fondo está durmiendo...
Y la tercera característica es el ritualismo. El robópata se queda en los rituales, nunca hace nada verdaderamente de corazón. Él saluda porque tiene que hacerlo o porque siempre lo ha hecho. En su saludo no habrá ni pizca de corazón. Besará a su mujer, pero sólo estará repitiendo un gesto vacío. En su beso no hay beso. Abrazará a alguien, pero sólo la piel y los huesos se tocarán; se mantendrá tan lejano como siempre. No estará ahí. De una cosa puedes estar seguro: él no estará ahí...
El ritual, por su propia naturaleza, carece de creatividad. La persona ritualista nunca es espontánea. Si quieres ser espontáneo, tendrás que estar alerta. La espontaneidad necesita un ingrediente imprescindible, y es la alerta. Si no estás alerta, no puedes ser espontáneo...
Los robópatas viven una vida de formalidades... Todas sus actividades son preenvasadas. Nunca hacen nada bajo el estímulo del momento. En el camino de vuelta a casa, van pensando lo que le van a decir a su esposa. Camino de la oficina, preparan lo que le van a decir a su jefe. Siempre están ensayando. Todo es un ensayo. Siempre están preparando algo. Y naturalmente, cuando todo está demasiado preparado, se pierde el momento. No escuchas lo que se está diciendo, no ves lo que está presente. Tú sigues viéndolo todo bajo el prisma de lo que has preparado....
Un robópata es alguien orientado al pasado o al futuro. Nunca está en el presente...
El robópata es un conformista... Al conformista sólo le preocupa una cosa: cómo convencer a la gente de que está viviendo conforme a sus ideas e ideales de la mayoría, cómo conseguir que la gente tenga una buena opinión de él. Toda su virtud, toda su moralidad, se basa en que los demás tengan una buena opinión de él...
El robópata vive preocupado por la imagen. Lo único que le preocupa es su imagen, lo que la gente pueda pensar de él; que crean que es bueno, santo y cosas por el estilo. En realidad no tiene ningún interés en transformar su vida.
Todos los robópatas son perfeccionistas. Nunca están satisfechos. Siempre encontrarán faltas. Intentarán ser lo más intachables posible y siempre encontrarán faltas en los demás. Pues bien, si quieres ser intachable, no puedes ser original. El error viene con lo original. Si quieres hacer algo nuevo, debes aceptar que algunas veces puedes cometer errores. Si quieres ser intachable, tienes que tener una rutina muy pequeña y repetirla tantas veces que se vuelva completamente rígida y así poder hacerla a la perfección.
Esa es la razón por la que mucha gente vive en el mínimo, no se pueden acercar al máximo. Con el mínimo pueden mantenerse perfectos, pero el máximo representa un peligro; en el máximo puede darse el error. La gente vive una vida muy limitada. Eligen vivir una vida pequeña, pero la vida tiene que ser multidimensional, es la única manera de que la vida sea rica...
El robópata es necesariamente antialegría, antivida. No sólo es antialegría, es un asesino de la alegría. Si alguien se está divirtiendo, en sus ojos habrá una mirada de desaprobación. Si alguien está cantando y bailando, lo mirará como si estuviera cometiendo un pecado, un pecado grave. No puede aceptar la risa. La risa le parece un sacrilegio. Lo que él quiere es que todos estén serios y tengan caras largas. Lo que él quiere es que todo el mundo sea seriamente desdichado. Esta es su idea de un hombre adulto. Eso no es un hombre adulto, en realidad es un estado patológico, enfermizo.
El hombre verdadero tiene la capacidad de reírse y la capacidad de llorar. El hombre verdadero tiene la capacidad de ser feliz y la capacidad de ser desdichado. Incluso en su desdicha hay cierta vida. Esos robópatas son desdichados, pero incluso su desdicha es aburrida, mortecina y mecánica. Su desdicha carece hasta de latido...
El robópata no tiene compasión, no tiene sentimientos, no tiene corazón. El robópata vive en constante hostilidad porque reprime la ira, el odio; reprime toda clase de emociones. A fuerza de reprimir toda clase de emociones negativas, llega un momento en que la represión de la ira acumulada es tal que la ira toma el mando; no es que esté iracundo con alguien en particular, simplemente se vuelve iracundo. Empieza a discrepar con todo el mundo, aunque no tenga motivos, sólo por antagonismo. El antagonismo se filtra en su sangre y sus huesos, se mete hasta la médula...
El hombre ha vivido hasta ahora en esta robopatía, y no puede seguir viviendo en ella.
Tú puedes saltar fuera de ella. Ese salto te hace religioso. Ese salto te lleva a la comprensión, te hace sabio, te hace iluminado".
Osho, Sufíes: la gente del camino
http://osho-maestro.blogspot.com/
martes, 31 de marzo de 2009
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