martes, 29 de julio de 2008

Una gestante estresada puede causar el asma de su hijo

Un estudio hecho por American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, en su ultimo número, afirma que los niños, hijos de madres que han pasado casi toda su vida con niveles de estrés altos o intermedios, tienen un riesgo más alto a desarrollar la enfermedad del asma y también afirma este mismo estudio que otro de los factores es la depresión posparto que sufren las mujeres al concluir sus nueve meses de embarazo.


Y es que no sólo podía deberse a los continuos problemas de contaminación ambiental que sufre el planeta sino también a la cuota materna heredada de manera inconciente pero muy perjudicial; con esto, no solo se debe tener en cuenta que la propia salud (la de la gestante) se encuentra en peligro sino también la del bebé, futuro niño que se encuentra en camino.


Así, un grupo de científicos de la universidad de Manitoba, en Winnipeg, al mando de la Dra. Anita L. Kozyrskyj mediante el estudio de caso 14 mil niños nacidos en esta misma ciudad en el año de 1995 (hasta el 2003) y que también fueron revisados continuamente, concluyeron que algunos presentaban un cuadro de asma debido este último a una clara relación con el estrés materno.


Así, mediante repetidas consultas, hospitalizaciones y diferentes datos recogidos durante estos años, los médicos pudieron diagnosticar que los niños habían desarrollado asma debido a diferentes tipos de asma que haya sufrido la madre, es decir encontraron cuatro categorías que van de esta manera: madre sin estrés, estrés posparto, estrés a corto plazo y estrés a largo plazo.


Otro dato saltante de esta investigación es que aún después de mantener bajo control diferentes factores de riesgo, como por ejemplo la influencia del género masculino, el asma materno, la localización geográfica y el número de visitas que se había hecho al doctor, el estrés a largo plazo que presenta la madre se sigue asociando con el aumento de la permanencia del asma infantil en un tercio de estos niños.



Así mismo, el estudio también ha demostrado que hay un riesgo de asma que se puede asociar al estrés materno o también al ambiente que se vive dentro del hogar: niños que tienen mamás que sufren de estrés crónico a pesar de vivir en hogares con altos ingresos económicos o también donde había más de un hermano han tenido un mayor riesgo de desarrollar este mal, en vez de otros en condiciones más pobres y con madres que no sufrían estrés.


Además se logró verificar que los bebés de estas mamás terminaban por tener problemas de inmunidad al polvo, aún con polvo del hogar, que muy pocas veces tiende a presentarse en cantidades mínimas.


Así, analizando este aspecto, se debe tener en cuenta que son las madres que se deprimen las que tienen más predisposición a fumar y por tanto, dan menos de lactar a sus hijos, las mismas acciones que tienen una asociación directa con el desarrollo del asma infantil.


De otro lado, otras investigaciones independientes también han dejado en claro que una madre que se sienta deprimida interactuará menos con su bebé lo que generará ansiedad en el niño y esto se sabe gracias a estudios que se han hecho en animales, que han demostrado que una clara falta de atención de la madre por la cría recién nacida, le afecta a nivel del estrés; y aunque esto no ha podido demostrarse en los seres humanos, se podrían deducir una asociación parecida.


Así, si seguimos hablando de este estudio encontraremos que un 6% ya había estado expuesto a este estrés desde el primer año de vida; otro 5% había sufrido exposiciones de manera temporal es decir entre el primer año de vida y los cinco años; y un 9% había padecido una manifestación a largo plazo, lo que quiere decir que en el primer año luego entre uno y cinco y luego entre los cinco y siete años de edad.


Estadísticas que no hacen más que demostrar en una población pequeña lo que está atravesando toda nuestra sociedad contemporánea. Es claro que el estrés no es bienvenido para nadie y en ninguna etapa de la vida, lo difícil es saber detectarlo y saber qué hacer frente al problema que finalmente acarrea dos involucrados y no solo uno.


Así, el estrés puede presentarse de diferentes maneras, cuando se estpa en la época de la infancia aparece como TDAH; durante la juventud como depresión; más adelante durante la adultez como ansiedad e insomnio; y en la vejez como problemas cardiacos o de hipertensión.


Tal vez lo más importante es que durante esta etapa de embarazo no te ocupes de demasiadas cosas en tu casa, por ejemplo para las obligaciones diarias podrías contar con una empleada doméstica o con la presencia de tu mamá; en tu trabajo tal vez lo mejor será que mantengas más el control de tu barriga que de tus obligaciones como profesional. Hay que recordar que para todo hay un tiempo determinado y durante los nueve meses es el momento de cuidar tu salud y también la de tu bebé.


Sobre las depresiones posparto pues existen diferentes tratamientos clínicos que se les administran a las recientes madres, todo depende de la ayuda que se quiera recibir y de que se quiera aceptar este padecimiento; además, también hay que tener en cuenta que no la afectada no solo será la mamá sino el niño, y que esta enfermedad de no se controlada podría llegar a ser mortal, un precio que estoy segura que ninguna madre querrá pagar.




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