miércoles, 18 de marzo de 2009

Sé doctor cuando estés en tu hospital; cuando llegues a casa, olvídate de ello

Ayer dijiste que solamente a través del no-hacer y del "des-aprender" podremos descubrir nuestro verdadero ser. ¿Qué hacer si nuestras profesiones requieren muchos conocimientos?

"¡Aprende! Pero limítalo a tu profesión, no dejes que eso se convierta en tu alma. Evidentemente, es necesaria la información. Un doctor tiene que saberse las 707 arterias, los 433 músculos, los 71 huesos, los 230 nervios y miles de cosas más del cuerpo... ¡y sobre todo unos 10,000 medicamentos! Si no, no sería doctor.

Pero éste no es el problema. Ha de saber todo esto... pero eso no es conocimiento; eso es información: útil, práctica, pero sin suponer crecimiento alguno en tu ser. Guárdala separadamente. Ha de seguir siendo parte de la memoria. Que no te aplaste...

En el mundo, en el mercado, la información es necesaria. No es mala. Sólo se pervierte cuando crees que tu información se ha convertido en tu saber. Entonces estás confundido.

Sé doctor cuando estés en tu hospital; cuando llegues a casa, olvídate de ello...

Si eres un buen médico, ¡estupendo!. Sé médico en el hospital, pero no mires a tu esposa con los ojos de un médico...

Los médicos no son buenos amantes. Te resulta difícil olvidarte de tus conocimientos, de tu información.

Lo que te estoy diciendo es: en el hospital es necesaria; utilízala, pero que no te utilice ella a ti. Cuando llegues a casa, tírala. De la misma manera que cambias de ropa. No usas la misma ropa que en el hospital; te la cambias, te pones una chaqueta... ¡pues igual!.

Deja toda la información a un lado; sé un hombre. Y entonces, las dos cosas podrán ir paralelas: la información podrá funcionar como una herramienta y tú crecerás como ser.

El ser crece mediante el saber, no mediante los conocimientos. Si puedes tenerlo presente y estar atento, entonces perfecto.

El otro día vino un amigo y me trajo muchos libros. Por la mañana, antes de dármelos, me estaba escuchando y se quedó un poco perplejo: soy contrario al conocimiento. Así que por la tarde me dijo:

- Te he traído todos estos libros, pero tú estás en contra de todo conocimiento. ¿Qué he de hacer?

Yo le dije:

- Puedes darme esos libros y traerme cuantos quieras. El conocimiento no puede destruirme. Yo puedo usarlo, pero no me dejo utilizar por él.

Esto es lo que has de entender".

Osho, Tao. Los tres tesoros, Volumen III
http://osho-maestro.blogspot.com/

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