domingo, 10 de agosto de 2008

El eterno Don Juan

Dentro del mundo relacionado al sexo, una figura siempre brilla con luz propia. La gente que tiene la oportunidad de conocer a uno de estos personajes termina amándolos u odiándolos y la indiferencia pasa a ser sólo un arma efímera en su contra. Este personaje es capaz de iniciar campañas de largo aliento al mejor estilo de Alejandro Magno o de desaparecer en segundos al mejor estilo de Merlín dependiendo de las circunstancias. Tiene dominio de escenas y el comentario justo siempre en la punta de la lengua. Estamos hablando de los seductores o el llamado Don Juan. En efecto, a veces se utiliza la alusión al personaje literario para describir este tipo de conducta que los psicólogos y hasta sociólogos se encargan de describir. El tema aquí es que estos profesionales buscan que dar una explicación científica y concatenada de los quehaceres del Don Juan, tratando de escrutar en las profundidades de su mente para descubrir el origen de esta conducta que, muchos de ellos consideran no normal. Clasificaciones hay muchas y descripciones clínicas también. Algunos creen ver el complejo de Edipo proyectado en edades adultas e incluso otro tipo de búsquedas.



Imagen tomada de Flickr por transamericana nov07


Sin embargo el gusto por el sexo en su forma más elemental es desechado prácticamente. Quizá no todo sea susceptible de ser reducido a estados clínicos o de gestación de traumas que desemboquen en tal o cual conducta, sino que puede tratarse simplemente de una cuestión de gustos.





En efecto, no todas las personas son tan afines al sexo como un Don Juan. Este tipo de personaje tiene un gusto por el buen sexo y las técnicas amatorias pero habría que hacer una precisión. Y es que una cosa no quita la otra. Profesionales de la salud pueden estar correctos en sus análisis respecto a las causas que generan esa conducta pero estas leyes no son aplicables a todos los casos y menos de manera fría y arbitraria. Por eso es que muchos de estos profesionales –con más visión por cierto- efectúan el corte correcto y sostienen que el tipo común de Don Juan siente la necesidad imperiosa de la conquista pero cuando ve que ya lo ha logrado todo marcha hacia otras conquistas. Ya no se siente motivado y esto puede ser cuestión apenas de días.


Pero hay otro tipo de Don Juan que no basa su éxito o su conducta en el arte del escape sino que es capaz de disfrutar del sexo plenamente y sin tapujos y, muchas veces, con más de una amante en un período corto de tiempo. Sin embargo hay dos características que son comunes al don Juan ya sea que se trate de un subproducto de sus “traumas” o que sea un consumidor de sexo nato. La primera de esas características es que huye ante la primera señal de cese de libertad. Esto lo interpreta como que su investidura de Don Juan le será retirada. Es la misma figura que supone la muerte en vida, al estilo de un superhéroe al que le han quitado sus poderes o que ha sido sacado del anonimato para ser desenmascarado ante el público. Si siente que ya no podrá hacerse cargo de otras campañas, no se lo piensa dos veces y huye, así la relación de ese momento este en sus cotas máximas de sexualidad. Probablemente nunca más se acerque siquiera a esas antiguas conquistas para no verse amenazado.



Imagen tomada de Flickr por cautiv2002


La segunda gran característica es que es un mentiroso consumado y en muchos casos a un nivel casi inconsciente. Para enamorarse tantas veces y tan seguido, ciertamente algo de mentira debe haber y no duda en emplear este discurso con todas sus parejas. Por supuesto que los escrúpulos brillan por su ausencia en la loca carrera por conseguir que la mujer caiga rendida a sus pies. Incluso podemos hablar de un cierto gusto, casi adrenalínico, del Don Juan por ver como su ocasional pareja se desespera ante la inminente huída del mismo. Es la confirmación del éxito para él. Otra característica más o menos común entre este tipo de personas es la actitud deportiva y de competencia que muestran en este campo. Siempre atentos a la moda y a las tendencias modernas, visten bien, se acicalan y todo es como un ritual antes de salir en campaña y para ellos no existe o carece de sentido la palabra “no”. Si se topan con una mujer que se resiste, pues ahí se quedan, con la misma obstinación de Josué frente a los muros de Jericó.




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