martes, 26 de agosto de 2008

La soriasis

Al acompañar a mi amigo Ramón al dermatólogo, tuve acceso a información en la que no había reparado hasta ese momento. Y es que hay muchos casos en que una persona se distancia de las esferas sexuales no sólo porque es víctima de una disfunción eréctil o de una fobia sexual o de una profunda introversión, sino porque su piel está afectada por alguna enfermedad o padecimiento. En el caso de mi amigo, su problema pasaba por un rebelde acné que, a sus poco menos de treinta años, aún no había logrado erradicar con éxito. Esto le imposibilitaba desenvolverse con normalidad en su trato con el sexo puesto y hacía todo lo que le indicaba el dermatólogo, sin embargo, parecía no haber sido suficiente. El hecho es que, mientras estábamos en el consultorio con el médico, Ramón tuvo que salir un momento porque recibió una llamada urgente a su móvil, momentos en los cuales puede conversar con su dermatólogo. Fue en ese momento que me enteré que el caso de ramón pasaba más por el propio stress de no poder acercarse a una mujer con confianza, lo que hacía de su acné un problema de difícil solución.



Imagen tomada de wikipedia


Pero eso no fue lo más interesante de mi conversación sino la revelación de otros padecimientos más severos con los que algunas personas deben lidiar y prácticamente renunciar a una vida sexual decorosa y no se diga en otros ámbitos. Este era el caso de las personas que padecen soriasis. Esta enfermedad que produce descamaciones de la piel, trae consigo tantos o más problemas que el acné facial.



Por ejemplo, imaginemos que conocemos a una persona del sexo opuesto, al parecer sano o sana, por lo demás perfectamente normales en su trato, en sus temas de conversación. Se va avanzando en la relación y llega el momento de auparse en el acto sexual, pero al desnudarse, vemos que tiene gran parte de su superficie epitelial completamente enrojecida, descamada y en muchos casos lacerada. Evidentemente se trata de un escenario en que el amor no podrá triunfar por más puro que sea porque en nuestra mente el dibujo de la perfección corporal está muy enquistado. Y ya no hablamos de cotas celestiales de perfección sino de formas mínimamente humanas que se cataloguen como normales. En tal sentido, es fácil imaginar la soledad y la frustración que pueden sentir estas personas.


El diario internacional de dermatología, refiere que el 40 % de los pacientes que padecían soriasis, admitieron que sus vidas sexuales habían empeorado y sólo a partir de que aparecieron los primeros síntomas. Ya se deben imaginar lo que sucedió en las siguientes etapas de esta enfermedad. La soriasis aparece entre los 20 y 40 años de edad generalmente y en forma de enrojecimiento de la piel, con una placa plateada por encima que consiste en escamas de la piel que se agrupan y que son fácilmente desprendibles. Son apariciones simétricas y de bordes bien definidos que presentan un volumen que se diferencia de las zonas donde la piel está sana. La piel se pone rígida y se advierte una restricción en la movilidad por la tensión que ejercen las escamas sobre el estiramiento típico de una piel sana. Esto hace que se la piel se fisure con facilidad ante movimientos o incluso contacto con la ropa, dependiendo de la gravedad de cada caso. Luego, la enfermedad se hace crónica y sus síntomas clínicos tienden a desaparecer y aparecer en el tiempo.



Imagen tomada de Wikipedia


Esta enfermedad puede aparecer en diversas zonas del cuerpo y la zona genital no es una excepción siendo el tratamiento un tanto complejo dependiendo de cada caso. Se hace generalmente en base a cremas de uso tópico pero diferenciado las que tienen esteroides de las que no lo tienen. Esto es porque los esteroides de estas cremas tienen el potencial de curar pero también de irritar la piel, situación que casi siempre depende tanto de la dosis como de la resistencia de cada individuo al tratamiento. Por tanto, el tratamiento se hace de manera paulatina y en pirámide ascendente. Algunos compuestos de vitamina D y retinoles, utilizados en el tratamiento de la soriasis, casi nunca se usan en el área genital cuya piel es más sensible que la del resto del cuerpo o se usan en dosis mínimas y nunca en pliegues de la piel como el prepucio o las nalgas interiores. Otro tratamiento que se utiliza es con baños de luz ultravioleta, pero siempre restringidos a áreas inguinales y nunca al pene o escroto del paciente por el riesgo de que desarrolle cáncer de piel. Esta enfermedad no es contagiosa y su tratamiento puede incluir los servicios de un psicólogo.




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